Sinopsis: Varios son los personajes que se presentan a lo largo de esta intriga, son muchos los sospechosos que el lector podría elegir, pero solo hay un personaje que se denominaría como el antagonista imprescindible... ¿quién es?
Italia, Florencia
Enero, 1947
Estación de Tren
Por fin el tren llegó....Yo me situaba sentado en un banco, leyendo el diario matutino de 5 de enero de 1947. Observé la gran multitud de gente que se agolpaba para conseguir entrar en el tren. Me levanté y me dirigí hacia el maremágnum de personas. Un guardia de seguridad intentaba tranquilizar a la misma gente, que se mostraba alocada por conseguir su único objetivo: entrar en el asqueroso tren de una puñetera vez. La situación se fue tranquilizando al paso de los segundos, conseguí entrar en el tren y observé que no era un típico tren con los recursoso necesarios: no se hallaba gran multitud de bancos, más aún, se hallaban más puñeteros barrotes que bancos. Me agarré en uno de los barrotes para impedir desequilibrar mi equilibrio a la marcha del tren, con su estruendoso chillido...El destino del tren me conducía hacia Berna (Suiza) para tener una cita con un tal Stevenson, jefe de la Unión de Agencias de Detectives Suecas...
Suiza, Berna
Oficina de Mr. Stevenson
Un hombre alto, con cara de total seriedad, amante de la historia ya que observé gran multitud de cuadros relacionados con la Revolución Francesa del 1789. Esa era la impresión que recibí de él, y es que su carácter mostraba su seriedad detectivesca. Fue amable conmigo, acompañándome a una sala de reuniones que se situaba en su misma oficina. En la sala de reuniones, lo primero que hizo fue fumarse un cigarrillo... y me dijo "Solo fumo cuando estoy preocupado". Entonces él me acercó un paquete de cigarrillos... y yo le dije "No, gracias". Él miró su cigarrillo y dio su última calada. Era momento de conversar. Y así lo decidió Mr. Stevenson. "Es momento de iniciar la conversación que teníamos pendiente..." me dijo con una voz ronca que fue interrumpida por un estornudo proviniente de él. Prosiguió su conversación: "He oído de usted, rumores de los cuales es un buen doctor sobre enfermedades mentales, incluyendo las psicopáticas. Ese es el motivo de su visita." Yo afirmé con un gesto positivo su aclaración y le dejé que siguiera su conversación, ya que se mostraba nervioso y a la vez impaciente de desvelar lo ocurrido: "Creo que usted es esa persona imprescindible para solucionar un grave problema..." En ese momento hizo una breve pausa para continuar fumando su cigarrillo... la verdad es que creo que yo estaba más impaciente que él por sus interrumpciones a lo largo de la conversación. Prosiguió su conversación: "Hace unos días ocurrió un terrible suceso en el Psychotic Center Medical, en el manicomio..." Volvió a repetir la misma escena de antes con su cigarrillo. Prosiguió su charla que ya se me hacía pesada: "Pues bien, lo que sucedió fue que fueron hallados 5 cadáveres de pacientes que residían en ese manicomio. Tenían signos de violencia, con las mismas circunstancias: les fueron extraídos los ojos". Me impacté de su aclaración y me tocó el turno de formular una pregunta: "¿Algún indicio del posible agresor de los hechos?". Él se giró y continuó sorbiendo su cigarrillo que finalmente decidió abandonar, depositándolo en su cenicero. Contestó mi pregunta: "Pues sí, hay un sospechoso de los hechos, que casualmente es uno de los pacientes del manicomio. Su nombre es Bart Forder. Las marcas de los mordiscos en los cadáveres coincidían con los de su dentadura. Además, han descubierto que posiblemente estaba drogado en el momento que se supone que él cometió los asesinatos. Ahora lo que usted debe hacer, es dirigirse al Psychotic Center Medical para informarse del estado actual de Bart Forder y intente tratar la enfermedad psicópata del paciente. Estudie las causas, las cuales le han hecho supuestamente a Bart Forder cometer los asesinatos...". Yo amablemente, me despedí de él, prometiendo lo que me anunció. Ahora era momento de comenzar un estudio psicopático sobre Bart Forder que me conducía hacia el manicomio...
Suiza, Berna
Psychotic Center Medical, manicomio
Se sentían las voces inconfundidas de los pobres pacientes desde la entrada principal del manicomio. Algunos lloraban sin razón alguna y otros reían. Se me presentó a mi encuentro un hombre de estatura media que me dijo: "¿En qué puedo ayudarle?" Yo le contesté sinceramente el porqué de mi visita: "Vengo en nombre de Mr. Stevenson, jefe de la Unión de Agencias de Detectives Suecas". Él me miró confundido y siguió su interrogatorio: "¿Y quién es usted?". Ahora me tocaba presentarme ya que no lo había hecho antes y me supo muy grave: "Perdón por mi falta de presentación. Soy especializado en enfermedades mentales, incluyendo la psicopática. Mr. Stevenson me ha mandado aquí para intentar tratar y estudiar la enfermedad psicópata del paciente Bart Forder". Él me acompañó hacia una sala de esperas y me dijo: "Quédese aquí y le comunicaré su visita al Dr. Stewart, responsable del mantenimiento del manicomio". Yo tuve paciencia para aceptar la decisión. Me acomodé en un banco y aproveché ese momento para continuar leyendo el diario que había interrumpido en Florencia. Al cabo de unos minutos regresó el hombre de estatura media. Se mostraba muy sudoroso y a la vez nervioso. Se acercó a mí rápidamente como queriendo pedir ayuda, y me dijo: "¡Señor, acompáñeme rápidamente a la sala del Dr. Stewart, está siendo agredido por Bart Forder!". Al oir esas palabras nos dirigimos a la sala que estaba muy distanciada de la sala de esperas. Una vez dentro de la sala, presencié la terrible escena de Bart Forder, intentando extraer los ojos al Dr. Stewart. Parecía que Bart Forter estuviese siendo controlado por un ente. Los ojos de Forder parecían la mirada auténtica de los vampiros. Rápidamente y antes que Forder hiciera una animalada, me dispuse a golpearle en la cabeza con una estatua que se situaba en el escritorio del Dr. Stewart. Forder cayó al suelo violentamente pero igualmente estaba consciente y eso le facilitaba volver a levantarse. Esta vez, me agarró del cuello, pues no tuve tiempo de deshacerme de él. Vi cuales eran sus intenciones: extraer los ojos. Pensándolo bien, saqué mi linterna y se la enfoqué en sus ojos. Eso le provocó mucha molestia, pues cayó al suelo y se golpeó con la estatua en la nuca. Ahora sí que estaba inconsciente... pero por unos minutos. El Dr. Stewart me agradeció amablemente mi valor: "Oh gracias. Me ha salvado la vida de este loco". Yo impaciente le contesté ya que tenía una idea: "Gracias. Se equivoca. Bart Forder no está loco. Posiblemente él no ha sido el responsable de los asesinatos de los pacientes...". Stewart se quedó pensativo tras mi aclaración y preguntó intrigado: "¿Qué es lo que quiere decir usted?". Yo continué mi conversa impacientemente: "Si no se ha fijado en la extraña mirada de Forder cuando le intentaba agreder, mostraba una mirada auténtica a los vampiros, como si estuviera siendo controlado por un ente... El Dr. Stewart volvió a quedarse pensativo intentando recordar lo que decía. Y contestó: "Ahora que lo dice...es verdad, Forder poseía una mirada vampírica". Yo comencé a desvelar mi idea: "En estos momentos Forder está inconsciente... por unos minutos. Debemos acabar con su ente. ¿Cuál es la forma más típica de acabar con los vampiros?". Stewart contestó fácilmente y sin complicaciones mi pregunta: "Clavándole una estaca en el pecho". Yo hice un gesto afirmativo con la cabeza y decidí que buscaran una estaca: "Debemos buscar una estaca y clavársela en el pecho". En ese momento observé que el cuerpo de Forder tenía síntomas de sobrevivencia....
Nota: Desenlace final de la intriga que le prosigue...
Suiza, Berna
Psychotic Center Medical, manicomio
La estaca fue clavada con éxito en el corazón del paciente Bart Forder, el cual estaba poseído por una especie de ente vampírico que le controlaba y a la vez le dejaba como "drogado" o hipnotizado. Era la primera vez que me enfrentaba a una situación, difícil de creer dentro del tema de los vampiros. Aún no era consciente a lo que me había enfrentado, pues estaba confuso ante mi gran valor de enfrentarme a la muerte. No sabría describir la sensación que me produjo al clavar la estaca en el pecho de Forder... era como si pensara en esos instantes "¡Tierra, trágale...!". El Dr. Stewart se asombró de mi valor y coraje al hacer una acción como esa... Estuvimos un minuto en silencio... con los ojos cerrados... para reflexionar y a la vez pedir un deseo a Dios, el cual sería beneficioso para que no volvieran a suceder unos acontecimientos tan terroríficos con los que yo me había jugado la vida a muerte. Después de ese minuto, que se me hizo largo, decidí iniciar una charla con el Dr. Stewart: "Señor Stewart, debemos retirar rápidamente el cadáver de Forder y yo le debo comunicar al detective Mr. Stevenson lo ocurrido..."
Yo interrumpí extrañamente mi charla porque me fijé que Stewart no me seguía ordenadamente. Ví que el rostro de Stewart se horrorizaba y comprendí que su mirada de horror se dirigía al cadáver de Bart Forder. Stewart me señaló el cadáver de Forder, y yo me intrigué de lo que sucedía. En ese momento me giré para desvelar lo que ocurría con el cadáver de Forder... y me encontré con otra terrorífica escena: presencié y observé que de la boca de Forder comenzó a salir una especie de gelatina negra, que se iba evaporando con exageración... consiguiendo descomponer con la calor... el cadáver de Forder por completo.
De repente seguimos siendo testigos de la siguiente escena: al evaporarse por completo la espécie de gelatina negra... poco a poco se transformó en una especie de nebulosa negra que volaba como intentando encontrar su refugio. Stewart y yo nos paralizamos por completo porque parecía que la nebulosa buscaba refugio dentro de nuestros cuerpos... Así es... parecía que la nebulosa negra era el ente vampírico que había poseído el cuerpo de Bart Forder. Pero no fue así. Observamos como la nebulosa negra o supuestamente "ente" no tenía las intenciones de poseer nuestros cuerpos, ya que cambió el rumbo de dirección al volar, dirigiéndose hacia un cuadro pintoresco donde se presenciaba la figura humana de un conde. La nebulosa negra se infiltró dentro del cuadro, como si fuera absorbida completamente por él... y la nebulosa desapareció al contactar con la textura del rostro pintoresco del conde. Stewart y yo nos quedemos totalmente asombrados de lo que nuestros ojos habían presenciado, y Stewart se dirigió hacia el cuadro pintoresco para pronunciar unas palabras: "Este personaje pintoresco es el Conde Raudo". Yo decidí preguntar, ya que sabía que era un conde pero ignoraba su biografía: "¿Qué fue de su vida?". Él comenzó a aclararme mis dudas: "Según la leyenda rumana (de Rumanía) se supone y se rumorea que el Conde Raudo era un asesino vampírico. Su forma más peculiar de cometer sus asesinatos eran extrayendo los ojos a sus víctimas. Ahora que lo pienso... Bart Forder hizo servir la misma forma para cometer los 5 asesinatos...". Yo le respondí satisfecho: "Exacto. No cabe la duda que él estaba poseído por el extraño ente vampírico del Conde Raudo... Debemos...". La impaciencia de Stewart hizo interrumpir mi charla y seguir aclarando la biografía de Raudo: "Sus víctimas solían ser siempre doncellas, a las cuales eran violadas. Nunca tuvo escrúpulos y cometía sus asesinatos a sangre fría. Siempre fue huérfano. Lo condenaron a pena de muerte, degollándolo. Según dice la leyenda, antes de que lo degollaran se mostraba feliz y contento, no se arrepentía en absoluto de cometer esos miserables asesinatos y antes de que lo mataran dijo que en un futuro próximo volvería a repetir sin escrúpulos y sin razón más asesinatos...". Stewart hizo una breve pausa observando el cuadro pintoresco del conde y decidió pronunciar unas palabras que no fueron benefactorias: "¡¡Creo que ha llegado el momento de enviar este cuadro al infierno!! ¡¡Que sea maldecido quemándolo!!". Parecían que las palabras pronunciadas por él, hicieron efecto en el cuadro... Del cuadro comenzó a salir una potente llamarada de fuego que alcanzó a Stewart. La llamarada se infiltró en sus cabellos y en su espalda. Se volvió loco rodando por el suelo, y yo asombrado, intenté actuar lo antes posible para sofocarle las llamaradas de fuego. Por suerte yo tenía incorporado una americana que rápidamente conseguí incorporándole en todo su cuerpo para sofocar las peligrosas llamaradas de fuego. Hubo un momento, mientras actuaba sofocándole las llamaradas, donde mi vista pareció detectar la extraña sonrisa del conde, en el cuadro. Fue un momento extraño. Parecía que el conde iba variando su sonrisa gestual... Mi atención se desinteresó del cuadro porque ahora era momento de pedir ayuda. Mis voces de ayuda consiguieron ser detectadas y vino el mismo hombre de estatura media... Se encontró con la dramática escena de Stewart, tendido en el suelo con graves quemaduras en todo su cuerpo y rostro. No se necesitaron palabras para comunicar al hombre de estatura media que avise a los médicos del manicomio, el hombre acudió desesperadamente a comunicárselo a los demás de lo ocurrido. Lamentablemente, el Dr. Stewart no pudo soportar ese dolor producido por las exageradas quemaduras que se hallaban en casi todo su cuerpo... Estas fueron sus últimas palabras que me dijo: "Coge esta navaja que tengo en mis manos... y destruye ese miserable cuadro, acuchillándolo... luego préndele fueg..o".
Su escasa fuerza y energía le hizo terminar su charla, cerrando los ojos y descansar en paz. Los médicos se disgustaron de la muerte de Stewart y decidieron que se le realizara una autopsia para aclarar las exageradas quemaduras que le provocaron un poco de radiación. Yo me quedé solo en el despacho de Stewart, contemplando el cuadro del conde y a la vez tenía la navaja que me ofreció el pobre Stewart. No sabía que hacer. Tenía que acuchillar el cuadro del conde y luego prenderle fuego... pero me arriesgaba la vida, ya que no me fiaba de ese cuadro, donde parecía hallarse una maldición... Me decidí levantarme y dirigirme sin prisas, parecía que el rostro pintoresco del conde vigilaba mis movimientos... Cuando ya estaba lo suficiente cerca del cuadro, se me hacía muy difícil realizar la acción que me citó Stewart. Me propuse a reflexionar como realizaría esa acción, ya que temía que el cuadro se vengara de mí utilizando la misma técnica de la llamarada de fuego. Con un movimiento rápido y hábil saqué la navaja y el cuadro obtuvo la primera acuchillada que le propiné, pues del cuadro brotó sangre y me propuse a continuar con una segunda acuchillada, que lamentablemente no pude realizar por la interrumpción de una voz: "¡Alto, no lo haga...!". Esa voz me deconcertó un poco, pues me sentía confuso de la procedencia de la voz. Entonces me giré para averiguar de quién era esa voz... y me encontré cara a cara con un viejo hombre que parecía gitano. El viejo hombre hizo cara de enemistad, cogió mi navaja muy hábilmente y me propinó un corte de navaja en mi mejilla izquierda... aguanté el dolor al realizar esa acción. El hombre inició una pregunta contra mí: "¿Le agrada la acción que he realizado contra usted, miserable? Que sea la última vez que realice una acuchillada contra mi cuadro...".
Yo no respondí, para evitar posibles discusiones... El hombre continuó con su conversa: "Lamento mucho la muerte del Dr. Stewart, mi amigo, mejor dicho mi enemigo a partir de ahora, por el motivo que he descubierto que él tenía en su poder mi cuadro pintoresco del Conde Raudo... posiblemente logró robarlo de mi almacén dónde guardo mis propias obras pintorescas de orígen gitano. Este cuadro me pertenece y tengo todo el derecho de llevármelo...". En ese momento me sentía dispuesto de conversar: "¿Este cuadro es de orígen gitano?". El hombre siguió mirándome con enemistad y contestó mi pregunta: "Yo tuve el privilegio de representar al Conde Raudo en la pintura, por suerte este cuadro pintoresco lo realicé antes de sus sanguinarios asesinatos vampíricos... y podemos deducir suponiendo que alguien o algo transformó a Raudo en vampiro. Respondiendo a su pregunta le confieso que sí, Raudo tenía orígen gitano. Y ahora disculpe, pero tengo el derecho de poseer este cuadro, mi propia obra, ya que es el único y original cuadro pintoresco del Conde Raudo". Con esas palabras fueron suficientes para finalizar esa conversación o discusión. Era muy beneficioso que se llevara ese cuadro para evitar que el manicomio sea maldicionado por ese extraño ente vampírico de Raudo, que se hallaba dentro del cuadro. El viejo hombre gitano se despidió con la misma sensación de enemistad contra mí. Mi trabajo ya había concluido a su fin. Ahora tenía que dirigirme hacia la oficina del detective Mr. Stevenson para exponer la verdadera versión de los hechos, los cuales conducieron a Bart Forder cometer los 5 asesinatos controlado por el ente vampírico del Conde Raudo. ¿Se tomaría en serio la verdadera versión de los hechos y la extraña experiencia vivida en el manicomio? La verdad es que Mr. Stevenson era una persona bastante escéptica en estos temas...
viernes, 5 de febrero de 2010
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