lunes, 1 de febrero de 2010

EL CEMENTERIO SAGRADO

El sonido de las hojas secas es totalmente inolvidable en un momento como ése, sobretodo en un atardecer de otoño tan tenebroso como ése, solo el recordarlo me dan escalofríos, un cementerio indio descubierto hace 5 minutos por... mí, en la mitad de un bosque cerca de alguna parte, el sol cae rápidamente, el sonido de los insectos es apocado por mi respiración y un grumoso sentimiento sube por mi garganta hasta mi cerebro donde zapatea un rato y vuelve a caer por mi espina transformado en un escalofrío.

Mi odio personal empezó poco a poco a crecer, quién demonios me obliga a venir, soy sólo un idiota disfrazado de historiador... sí eso soy... un estúpido historiador.

La noche ya había llegado pero sólo para coleccionar las desgracias, no salió la luna, era la noche más oscura, ya había tenido otras noches sin luna pero ésa era extrañamente la más oscura de todas y en mi mente sólo buscaba posibles respuestas para posibles preguntas, nada coherente salía de mí, sobretodo sabiendo que la noche se acerca y yo no soy él más valiente cuando se trata de cementerios y oscuridad.

Como si alguien de repente me hubiera dado un golpe desperté, pero no como yo esperaba, sino que me vino un sentimiento de decir "yo no necesito a nadie más", así que sólo me senté a esperar lo que sería el amanecer, encendí una fogata y me dediqué a escuchar y a analizar cada ruido para así esperar la visita de "algún nativo muerto" o algo así.

Repentinamente veo una luz que empieza a hacerse más intensa, ésta venía desde lo más profundo del bosque, me imaginé que era una luciérnaga o algún bichito luminoso, pero recordé que en esa zona no existe nada así. Bueno, después de un rato me di cuenta de que la luz no se hacía más intensa, se acercaba ... SE ACERCABA, qué hago, no tengo nada que pueda usar de arma y no creo que algo así "mate a un muerto". Lo único que se me ocurrió fue esconderme tras el mismo árbol del que estaba apoyado y esperar silenciosamente.

Pasado un minuto o dos la luz estaba más menos a 10 metros de distancia y mi corazón a punto de estallar, los pasos ya se escuchaban con total claridad y eso me hizo pensar en que nunca había escuchado de un fantasma que caminara y eso me tranquilizó, seguramente era alguno de la zona u otro caminante como yo, quien sabe, decidí salir de mi escondite, conté ...5 ...4... 3... 2... 1... ahí voy, en esa pequeña milésima de segundos cambió mi vida, frente a mí había una figura, me costó mucho enfocar los detalles de su rostro, hasta que lo vi bien ¡¡¡era yo!!! Era una imagen de mí mismo, fue como si me estuviera viendo en la mañana en el espejo del baño. Me quedé helado, no podía mover ni un músculo y peor, no podía pensar, tenía los sentimientos congelados.

De repente habló:
- Hola forastero, tú estas en las tierras sagradas de mi familia y mía sobretodo, ya no te pediré que te vayas, te pediré que te quedes aquí... para siempre....

Desapareció, sólo desapareció, me senté y traté de tranquilizarme, no pasó... eso nunca pasa... imaginación... sí, eso fue... imaginación...

Ahora, de aquí hacia delante es la historia por lo que cuento esto. Y ahí estaba, en el suelo casi llorando cuando en un movimiento rápido vi una figura, era una sombra, me asusté y di unos desarmados pasos hacia atrás y me topé con algo, lo cual era una tumba abierta y vacía... vacía... no pueden estar vacías... y no estaba ahí cuando llegué, ahí estaba yo, arrancando de lo que un principio me asustaba.

Miraba hacia mi alrededor y todo tenía ojos, todo me observaba; para mí yo estaba rodeado de zombies, y no estaba muy equivocado, en un momento, y yo creo que el más escalofriante, siento una mano que me sujeta del hombro y me dice:
- Estarás por siempre en este lugar, al igual que el resto de tu tribu, sabrás por fin qué es la eternidad... jajajaja.

La cara de ese hombre ya no era la mía, era la de un no-muerto, un zombie, era una persona descompuesta que me habló y me sujetó del hombro. ¡En qué lugar estaba yo!, escuchaba a lo lejos cantos nativos, en lo profundo del bosque, detrás de esos árboles hay una tribu de nativos muertos cantando y bailando frente a una fogata, los veo, son los guerreros de su tribu, sí... ellos son los que bailan...

El sol... es el sol, y los nativos, los cantos, todo se fue, un sueño tal vez, ahora entiendo, los muertos no atacan en este mundo, lo hacen a través de los sueños, es el mundo que se les abre.

Ese día, por el shock, fui encontrado vagando por algún paraje, hablaba de nativos y cantos, fui derivado a algún lugar para gente con problemas mentales, por las noches sueño con esa noche, mi mente fue perturbada y de alguna manera rota, nunca más estaré tranquilo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Das hueva. Date un plomazo. Ocupas espacio en el mundo.