miércoles, 27 de enero de 2010

Quién te matará?


Todo ocurrió hace ya un año cuando estábamos Anabel, Tamara, Justo y Darío intrigados por el espiritismo. Queríamos saber más acerca de ese mundo, nos tomábamos la ouija como un juego, en broma, como algo que servía para pasar un rato divertido hasta que un día volvimos a hacerla pero todo fue distinto. Después de esperar un rato el vaso empezó a moverse de un lado hacia otro muy rápido. Darío dijo de hablar con su padre pues no sabía nada de él, solo que estaba muerto, y todos dijimos que vale, hablaríamos con él.
Darío dijo:
- Papa ¿estás ahí?
- Sí.
- Quiero saber tu nombre, mamá nunca me lo dijo.
- ¿Quieres saberlo?
- Sí.
- Antes debes saber quién eres tú.
Y el vaso dejó de moverse. Después de una hora decidimos marcharnos porque ya no se movía. Darío fue a preguntar a su madre que por qué nunca hablaba de su padre ni nunca le había contado cómo se conocieron ni nada. Ella le contestó:
- Te lo voy a contar.
- Quiero saber quién soy yo.
- Eres el hijo del demonio. Todo ocurrió cuando hice una sesión de espiritismo y quedamos todas las chicas, incluso yo, en trance y al despertar estabas tú en medio de nosotras. Nadie quiso hacerse cargo de ti y yo decidí cuidarte.
Al día siguiente volvimos a juntarnos todos los chicos (Tamara, Darío, Justo y Anabel) para volver a contactar el padre. Volvimos al mismo lugar para hacer la ouija y volvimos a contactar.
Darío dijo:
- Papa ¿estás ahí?
- Sí, ya estás listo para tu momento.
- ¿Qué momento?
- El de tu muerte.
Darío en ese momento murió y los otros niños dejamos la sesión abierta y salimos corriendo a nuestras casas.
Pero todos fueron muriendo poco a poco. Primero Tamara murió una noche que estaba sola en su casa por el mismo hijo del demonio (Darío). A Anabel la mataron cortándole las manos y los pies a trozos y después la ahogaron;  Justo murió ahorcado, sin ojos ni dedos de las manos ni de los pies.
Y ahora nos dedicamos a matar a los niños que se ríen del espiritismo como nosotros nos reíamos. Pensar quién ha escrito esta historia, si están todos muertos y nadie sabe cómo morimos.
- Tú eres el siguiente.

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