domingo, 28 de marzo de 2010

CUENTOS VICTORIANOS PARA LOS NIÑOS

Los victorianos tenían la costumbre de leer en voz alta cada noche un capítulo de un libro a sus hijos. Ello explica, entre otras cosas, por qué la cultura anglosajona ha producido algunos de los más brillantes ejemplos de literatura infantil; libros que han educado a generaciones de pequeños lectores en el aprecio por la novela y la poesía, que han hecho soñar a muchas mentes infantiles y que han inspirado numerosas obras cinematográficas y de animación.

Paradójicamente, el éxito masivo en las pantallas de las adaptaciones de obras infantiles clásicas ha relegado en algunos países a un lugar secundario a los libros que les dieron origen. ¿Recuerda la última que vez que se sentó a leer a sus hijos algo más que un cuento de cinco páginas? Aquí tiene diez clásicos para redescubrir capítulo a capítulo el placer de la lectura compartida.

1. El viento en los sauces (Kenneth Grahame). El pequeño Alistair, hijo del autor, eligió a los cuatro años los animales que protagonizan esta deliciosa novela repleta de humor y poesía. Publicada en 1908, Grahame compuso el libro para su hijo y gracias al éxito que logró se retiró a vivir al campo. 'Pocas veces se ha retratado tan bien la amistad como en esta historia, algo que subraya C. S. Lewis en su ensayo Los cuatro amores', señala Luis Daniel Rodríguez, crítico especializado en literatura infantil y juvenil. Protagonizada por un Sapo, una Rata, un Topo y un Tejón, el argumento de El viento en los sauces es sencillo, pero su encanto reside en el lirismo y la chispa de sus diálogos, llenos de humor, ironía y lecciones sobre valores como la cortesía, la lealtad y la amistad. 'La independencia está muy bien' -le dice, por ejemplo, el Tejón a su amigo el Sapo- 'pero nosotros los animales no permitimos que nuestros amigos hagan el ridículo más allá de ciertos límites y tú has llegado a ese límite'.

2. Jardín de versos para niños (Robert Louis Stevenson). Publicado en 1895, los poemas y las canciones del Jardín de Versos para niños han sido memorizados por varias generaciones de lectores. Stevenson, que dedicó el libro a su antigua niñera, plasmó su universo infantil en estos 64 poemas. Enfermedades de la infancia -El país de la colcha-, juegos, fantasías, animales y paisajes desfilan por las páginas del libro, todo un manual para enseñar a los más pequeños la musicalidad de la poesía.

3. Alicia en el país de las maravillas (Lewis Carroll). 'Nunca imagines ser diferente de lo que a los demás pudieras parecer o hubieses parecido ser si les hubiera parecido que no fueses lo que eres' le dice la Duquesa a una aturdida Alicia. La brillante y absurda lógica que agita los dos relatos de Carroll -Alicia en el País de las Maravillas y Alicia a través del espejo- seduce desde la primera línea. Considerados la cumbre del subgénero inglés del nonsense, suponen el inicio de la literatura infantil moderna. Diácono anglicano y profesor de Matemáticas de Oxford, Carroll dedicó el primer libro a la pequeña Alice Liddell, hija del decano de su universidad. Sin embargo, sus inteligentes y disparatados diálogos hacen de él mucho más que un libro infantil. 'La genialidad de Carroll para los juegos de palabras, lógicos y psicológicos, con un uso sobresaliente del monólogo interior, ha hecho que se le considere un predecesor de Kafka o Joyce, y que Alicia haya desbordado su inicial clasificación como cuento infantil', explica Luis Daniel Rodríguez.

4. El jardín secreto (Frances H. Burnett). La pequeña y malcriada Mary Lennox, educada en la India, irrumpe en la vida de su enfermizo primo Colin. El descubrimiento de un misterioso y romántico jardín abandonado y la bondad de las personas que les rodean cambiarán la vida de los niños. 'Éste es un libro que gusta mucho porque plantea secretos familiares, habla de la importancia de la amistad y del poder curativo de la naturaleza, tiene un final feliz y, sobre todo, unos personajes niños encantadores', apunta Rodríguez.

Fue el propio Henry James el que aconsejó a Frances Hodgson Burnett la posibilidad de dedicarse a la literatura infantil. 'Sólo muy de vez en cuando se puede estar seguro de que se va a vivir para siempre jamás, y ésa es una de las curiosidades de la vida. A veces sucede cuando uno se levanta al amanecer, ese momento de meliflua solemnidad, y se sale al jardín y se queda uno allí quieto y solo', se puede leer en El jardín secreto.

5. Peter Pan y wendy (J. M. Barrie). Todo el mundo conoce la historia de Peter Pan, pero no todo el mundo ha leído la deliciosa novela que contiene esa historia. Las aventuras del niño que no quiso crecer y Wendy, John y Michael en el País de Nunca Jamás han encandilado a generaciones y traspasado con creces las fronteras de la literatura anglosajona. Publicada en 1911, la historia creada por J. M. Barrie se ha convertido en un símbolo de la nostalgia de la niñez, los contradictorios deseos infantiles de aventura y seguridad y el inexorable paso del tiempo, con un lenguaje poético e irónico. 'A lo único que piensan los niños que tienen derecho cuando se le acercan a uno de buena fe es a un trato justo. Después de que uno haya sido injusto con ellos seguirán queriéndolo, pero nunca volverán a ser los mismos. Nadie supera la primera injusticia: nadie salvo Peter'. Como señala el crítico Luis Daniel Rodríguez, parte del enorme éxito de Peter Pan radica en que refleja el sueño adulto de obviar las responsabilidades.

6. Cuentos (Beatrix Potter). El cuento de Perico, el conejo travieso (The tale of Peter Rabitt) se publicó en color en 1902, a partir de una serie de dibujos realizados por Beatrix Potter en 1893 para los hijos de su antigua institutriz. Después de esa fecha, la autora publicó dos cuentos por año hasta 1910. Los relatos, protagonizados por un universo de conejos, ratones, cerditos, zorros, abejas o arañas, mezclan con maestría fantasía y realidad e incluyen unas inolvidables ilustraciones, deudoras de Bewik y Caldecott. 'Los animales humanizados se habían usado antes en las fábulas, en algunos cuentos de hadas, y en la sátira política de los periódicos, pero Potter dio un paso más al contar historias en las que los niños se pueden ver retratados. La autora era una ilustradora formidable que sabía combinar muy bien textos e imágenes', explica Rodríguez.

7. Winnie the Pooh (A. A. Milne ). El protagonismo de los relatos de Winnie de Pooh, escritos en la década de los veinte, corre a cargo de Cristopher Robin, el hijo de Milne, y de sus animales de trapo. El autor se inspiró en el niño y en el modo en que éste se relacionaba con sus juguetes. 'Yo más que inventarlos, los describí' confesaría. Como en otros clásicos infantiles, su valor literario supera la barrera de la infancia. Así, hay quien incluye algunas de sus historias entre los textos con más calidad literaria que se han escrito en lengua inglesa.

8. Mary Poppins (P. L. Travers). El almíbar que Julie Christie destila en la versión cinematográfica musical de Disney poco tiene que ver con el personaje creado por la escritora P. L. Travers en 1934, 'aunque ambas sean protagonistas de unos relatos a caballo entre los cuentos de hadas y los relatos de nonsense, en la tradición de Alicia o El maravilloso Mago de Oz', comenta Luis Daniel Rodríguez. Travers quedó tan descontenta de la adaptación al cine de su extravagante niñera que denegó los derechos para llevar a la pantalla los libros que continuaron la saga.

9. La princesa y los trasgos (George MacDonald). Amigo de Carroll -sus hijos fueron los primeros niños que leyeron el manuscrito de Alicia- George MacDonald es considerado el padre de la fantasía moderna. La princesa y los trasgos, su mejor obra, es un libro de aventuras ameno que tuvo gran importancia en la literatura fantástica posterior. 'Tolkien y C. S. Lewis no habrían escrito sus libros si no lo hubieran conocido en su infancia', señala Rodríguez. Dotada de un ritmo de novela policiaca, con cambios de escenarios y diálogos repletos de inteligencia y humor, la historia de la princesa Irene y el minero Curdie contiene sutilezas y distinciones como ésta: 'Ver no es creer' -le dice Irene al hada- 'es solamente ver'.

10. Bambi. Historia de una vida en el bosque (Felix Salten). 'El libro de Salten no debería ser ignorado a causa de la película: es excelente y trata con delicadeza y con claridad temas duros en la vida de un niño', asevera Luis Daniel Rodríguez. No hay nada de lacrimógeno en la historia de Bambi, una verdadera novela de aprendizaje, llena de fuerza y poesía y dotada de una gran calidad literaria.

1 comentario:

malaschambas dijo...

Alicia en el pais de las maravillas. Es cierto eso de que, en realidad, es un viaje con hongos que tuvo Lewis Carroll?. Peter pan, buenisimo, el hombre que no quiere crecer (o la mujer). Y bambi, pus ora ya cualquier acto tierno lo relacionan, inequivocamente, con el.Un hitazo sentimental.