martes, 6 de abril de 2010

HISTORIA DE UN VAMPIRO


Era el año 1527 y nos encontramos en la Italia del Renacimiento… Yo era, por aquel entonces, un chico de diecisiete años más o menos alto, con el pelo cubriéndome hasta los hombros y unos ojos verdes de esos que en cuanto los miras no puedes apartar la mirada hacia otro lado. Aunque da igual lo hermoso que seas cuando no tienes ni una moneda de oro en el bolsillo y sobrevives sólo con la caridad de las gentes o mendigando de vez en cuando.

En fin, a pesar de todo, llevaba una vida tranquila y casi nunca me metía en líos con nadie… hasta que me encontré con Jorge, otro chico de unos diecinueve años. Él era español. Del norte, según me dijo un día; era un amante del mar y de los barcos que comerciaban por aquella época en España. Lo primero que me cautivó de él fue su aspecto: tenía la tez muy blanca y observé que nunca hacía el mínimo esfuerzo por abrir la boca y no sabía la razón de por qué.

Enseguida entablamos amistad y, aunque parezca extraño, fue él el que me enseñó los caminos extraños para orientarme por las suntuosas calles de Italia aun teniendo yo toda la experiencia que creía tener.

* * *

El tiempo voló, al igual que vuelan las horas en un reloj. En un abrir y cerrar de ojos, nos encontrábamos ya en el año 1530. El tiempo fue generoso con Jorge, pero conmigo (por cierto, me llamo Marco aunque por aquella época era Marcus) fue un poco más cruel. Yo tenía veinte años y, sin embargo, él siempre conservaba su aspecto aniñado que llegó a conservar durante toda su vida. Jamás me llegó a contar su secreto, pero desgraciadamente lo logré averiguar personalmente sintiendo como todo su ser penetraba en mi alma mortal que pronto se convertiría en un alma inerte, sin vida. Me demostró que él era un ser sobrenatural y también me demostró que yo podría serlo con él. Al final lo logró y llegó a convertirme en un… ¡vampiro!

Ahora, a pesar de los siglos que llevo “disfrazado” en este cuerpo del diablo, aún no he conseguido acostumbrarme a él. No puedo controlar alimentarme de sangre, aunque intente evitar ese horror; no puedo hacer que mis víctimas no sufran, aunque yo desee aliviarlas el dolor.

No sé si mi alma estará libre de todo pecado y, si no es así, que Dios se apiade de mi desgraciada alma inmortal. Sólo le pido a Él que me acoja en su seno a pesar de que sea un Hijo de las Tinieblas.

En este momento me encuentro generosamente bien, ya que el destino me a guiado hasta Alessandra, la hija de mi madrastra, haciendo que por primera vez en mi “vida” me enamore. Ella es, por así decirlo, mi ángel; sabe quién y lo qué soy y tengo que decir que me sorprendió sobremanera al insistir en que la mordiera y así convertirla en lo que hoy es.

El amor que siento por ella es indescriptible, pero también siento un profundo afecto (e incluso llegaría a afirmar que también es amor) por mi camarada Jorge. Él me convirtió en lo que soy ahora y, gracias a eso, mi amada estará eternamente a mi lado. En este siglo XX es más fácil subsistir y Jorge y yo nos alimentamos cada noche juntos, llegando incluso a beber la sangre de cinco víctimas en una sola noche.

Si le preguntamos a un mortal qué le pide a la vida, seguro que él respondería: “Le pediría lo único que no me puede dar: tiempo”. En nuestro caso, eso es lo único que nos sobra a nosotros y si alguien me hiciera a mí esa pregunta, yo le respondería: “Le pediría lo único que no me puede dar: a Dios”.

FIN

4 comentarios:

Unknown dijo...

que paso lady,andas desaparecida? u.u,no volvist a postiar!

Unknown dijo...

que pasa lady,andas desaparecida extraño tus posts!

Unknown dijo...

puse 2 veces lo mismo perdon ajaja

Anónimo dijo...

mm hay algo que me gustaria contarle a quien escrivio esto creo que despues de tantos años algo llama mi atencion no te alarmes ni saques concluciones prontas ,creo que es una buena historia la que acabo de leer solo que me gustaria que disfrutaras de una mas larga que inicio en malaga un 17 de diciembre de 1527 cuidate saludos